A Ramón le encanta dibujar. A cualquier hora, cualquier cosa, en cualquier sitio... hasta que su hermano mayor se ríe de él por lo mal que dibuja un jarrón. Ramón se obsesiona por dibujar las cosas de la forma más exacta posible, pero no lo consigue. Después de muchos meses y muchas bolas de papel arrugado, se rinde. Pero un día entra en el cuarto de su hermana pequeña y ve que tiene pegados en las paredes los dibujos que había tirado. Le dice que le encantan y que uno de sus preferidos es uno que pretendía ser un jarrón, un casi-jarrón.
Esto le abre los ojos a Ramón. Empieza a permitirse el casi y las ideas le fluyen con fuerza. Haciendo casi-dibujos se siente estupendamente bien. Dibuja cuadernos enteros: un casi-pez, una casi-casa... luego pasa a dibujar casi-sentimientos: casi-paz, casi-alegría... y a escribir casi-poemas. Una mañana de primavera se da cuenta de que hay cosas que sus casi-dibujos y sus casi-poemas no pueden captar y decide no captarlas, simplemente disfrutarlas. Desde entonces Ramón es casi feliz.
Aquí podéis ver el cuento contado por la cuentacuentos Beatriz Montero.
En clase hemos realizado nuestros propios "CASI" jarrón, "CASI" gol, "CASI" flor, "CASI" mariposa.... Desde que leímos este cuento nos atrevemos a dibujar cualquier cosa, porque nuestros "CASI" dibujos son perfectos, son geniales, únicos y nadie podrá hacerlo exactamente igual porque simplemente son "NUESTROS".
No hay comentarios:
Publicar un comentario